Boca Juniors, con su invicto roto en la Copa Libertadores, encara un nuevo desafío. Pasó de buscar la victoria para solidificar su esquema, a jugar a contrarreloj para alejar las dudas. Un penal inexistente y un gol de lateral con error de Fabra sumieron al equipo en la incertidumbre.
El dominio desvanecido
Boca mostraba control sobre el juego, dominaba la pelota, presionaba a su rival, pero todo se desmoronó en tres minutos fatales. Pese a la posesión de calidad, la agresividad en el último tramo del juego quedó ausente.
La derrota de Boca ante Pereira desnudó problemas colectivos e individuales en el equipo. Errores evidentes, falta de firmeza y concentración, desequilibrio en la formación… Todo culminó en un incidente con tarjetas amarillas que extendió la sensación de desconcierto.
Las decisiones de Almirón, el DT, también impactaron en el rendimiento del equipo. Cambios frecuentes, movimientos tácticos cuestionables, ajustes constantes que terminaron debilitando la estructura del equipo y minando su confianza.
Los desafíos pendientes
La derrota no solo afecta el puntaje de Boca en la competencia. Sumado a la necesidad de ganar los próximos partidos en casa, también genera incertidumbre en el equipo. El desafío es grande: correr antes de caminar ha demostrado sus peligros, y ahora Boca se ve forzado a reevaluar su camino.
Imagen | Twitter Boca Juniors